viernes, 30 de abril de 2010

Releo una carta que envié desde Leipzig en abril de 1980 a mi amiga Déborah...




"... Qué le voy a hacer, en lo que a Buenos Aires respecta, yo me quedé estancada en un día gris y frío en Ezeiza, con un montón de seres queridos diciéndome hasta pronto y donde ese pronto sonaba a vuelta de esquina, a vacaciones en Gessell o, a lo sumo, a dos años. Y heme aquí aún, yo que nunca quise partir ni siquiera a Montevideo, rodeada de nieve y de seres extraños, que hablan un idioma extraño, cuya exclusividad a veces hasta duele en los oídos; heme aquí yo, en un país donde hasta los gatos son rubios. Ponerse a llorar ahora sería absurdo. Para eso ya lloré cada noche durante los primeros seis meses. Para eso ya lloré andando sola por el otoño terrible del 77, pisando las hojas doradas del Klara-Zetkin-Park. Para qué ahora, que vengo bajando del cerro, que vengo pegando la vuelta, que estoy acercándome a la meta.
Pero a veces da una rabia ciega, una impotencia que te nubla la razón, porque uno comprueba que también el volverse da pena. Porque uno va dejando en el camino, como un doble desarraigo, personas queridas que quién sabe si volverá a ver. Porque uno se va quedando casi sólo, cuando todos se han ido o se están yendo, y ya no tiene sentido buscar nuevos amigos, nuevos lazos, porque de alguna manera también uno empieza a irse.
Jodido, no? O no tanto. Pero da bronca. Ustedes allá, nosotros acá, otro mundo, otras vivencias, el peligro de no llegar a entendernos. La nostalgia de nuestro chocolate con tostadas a la salida de la facul (te acordás?) y todas esas cosas que apenas comenzábamos a vivir en nuestra ciudadela y que ya no podremos continuar, ni repetir, ni recomenzar, simplemente porque pasó el momento, perdimos el turno y el que no estaba se jodió y el que no se escondió se embroma, en este juego peligroso que nos tocó barajar, en esta rayuela donde al llegar al cinco se nos fue la piedrita para afuera y nos descalificaron y no llegamos al cielo, y lo peor es que no podemos recomenzar.
¿Me entendés, hermana? Creo que es una especie de resentimiento. Un resentimiento doloroso por todo lo que no pude hacer, por no poder estar sentada en un banco al lado tuyo escuchando un teórico, por no poder sentarme con los chicos en una pizzería a comentar el día de trabajo, por no poder levantarme y salir apurada, comprar el diario y enterarme de diálogos y gabinetes mientras hundo mi medialuna en el café, antes de entrar a trabajar.
Quizás sea necesario vivirlo para comprenderlo. Sentir lo desolador de abrir un atlas, ver el país extendido casi entre océanos, la conocida geografía, la mal sabida historia, acariciarlo de norte a sur con los pensamientos y saber que no habrá avión por ahora, que a lo largo de sus venas ardientes se pasean seres ocupados y doloridos, que muchos de esos seres son parte componente de nuestra historia (a la más íntima me refiero), pero que ellos no nos ven, desde sus puestos, cómo vibramos, cómo nos desesperamos haciéndoles señas desde afuera, para que nos reconozcan, para que sepan que aquí estamos, buscando la manera de poder llegar casi sin haber partido, salteando todos estos años de ausencia........"


Leipzig, abril 20 de 1980

2 comentarios:

fortin100 dijo...

Liliana : entre aqui despues de que dejaste un comentario en mi blog "Notas y Fobal". Me emocionó muchisimo leer esta carta , te digo la verdad , no me anime demasiado a leer otras cosas , todavía me pega muchisimo el tema de la dictadura . Yo no tuve que exiliarme ni corrio peligro mi vida , pero los militares y su educacion autoritaria se quedaron con una parte terriblemente importante de mi adolescencia , que no pude vivir y que ayudado por una psiquis muy sensible , me marco para el resto de mi vida .
En este momento estoy viviendo en Jujuy , no es tan lejos y la causa fue por eleccion propia . Pero estoy pensando en volverme y algunos parrafos de los que escribiste en esos años me llegaron muy profundamente . Gracias , un beso

Unknown dijo...

Gracias a vos, por comunicarte, por leer, por responder... Muchas veces me pasa que es tanto lo que quisiera decir, que termino no diciendo nada. Y eso es lo que no debemos hacer. Creo que si algo bueno nos ha dado internet, es la posibilidad de comunicarnos, de cambiar ideas, de conocernos...
Qué hacés en Jujuy?? Siempre creí que terminaría mis días en alguna provincia lejana, o a la orilla del mar... Buenos Aires es un monstruo. Pero lo cierto es que ya me acostumbré demasiado a ella...
Lo de la dictadura y cómo actuó sobre cada uno de nosotros es un tema que va a dar para mucho... Lo mismo pasa con el exilio, el destierro, las inmigraciones. Yo soy hija de inmigrantes y sólo cuando estuve viviendo lejos pude comprender lo que habían sentido mis padres...
Bueno, no voy a extenderme más... Me encantó que te acercaras acá y me dejaras unas palabras.
Gracias! Seguramente nos seguiremos "viendo".
Un cariño!