Miré de repente las paredes una a una,
las plantas,
las enredaderas revividas de hojas
nuevas,
luciendo primavera
y mis caballitos soñando pampas
lejanas
sobre el escritorio.
Es de noche y el silencio me niega
Buenos Aires.
Una lámpara, algún disco
y la sensación de que no es cierto.
Cuánto tiempo más
removeré las camas y los libros
en un país lejano
en otro mundo
en un juego que no aprendí a jugar,
en una campana de cristal
desde donde miro pasar el tiempo
desde donde no puedo sacar la mano
para acariciar tus sueños.
Leipzig, junio 23 de 1979
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